Un elogio al (.) punto: La grandeza de lo simple y la simpleza de lo grande

¿Puede un signo tan pequeño esconder el secreto de todo lo que existe? Un punto dibuja líneas infinitas, cierra frases, calla vidas. Es el rey humilde de lo simple: un trazo que va del caos al orden, del papel al silencio eterno. Este ensayo explora su grandeza oculta, donde lo pequeño se vuelve abismal. ¿Querés saber por qué algo tan básico resuena tan hondo? Leelo y descubrilo.

INTELIGENCIA ARTIFICIALHUMANIDAD AUMENTADARAZONAMIENTO COMPUTACIONALEDUCACIÓNLITERATURAFILOSOFÍAHISTORIA

Federico Lix Klett

3/2/20257 min read

a circular shaped object with many different colored squares
a circular shaped object with many different colored squares

Un elogio al (.) punto: La grandeza de lo simple y la simpleza de lo grande

Un punto. Y todo cambia.

En su insignificancia, el punto es, al mismo tiempo, mínimo y absoluto. Se esconde al final de cada frase, imperceptible, esperando su momento de cierre. Lo damos por sentado, lo subestimamos, pero sin él, el lenguaje se convierte en un abismo sin pausa, un flujo continuo sin orden ni sentido.

Los tres puntos (...) son un respiro y una pausa que nos invita a pensar. Como cada domingo te desafío en LA GACETA. O son dos puntos (:) que nos abren a la posibilidad de distintos pensamientos dentro de una idea superior. El punto y coma (;) nos ayuda a ordenar y jerarquizar ideas dentro de una frase. Como el desorden ordenado de nuestras conexiones neuronales en nuestro neocórtex. Miles de puntos estimulados con pulsos eléctricos que nos permiten pensar consciente e inconscientemente.

Prueba de su poder es el caos que se genera en su ausencia. Un discurso sin puntos es un río sin orillas, un vómito de palabras en una frase infinita que nunca llega a destino. Es la diferencia entre orden y confusión, entre sentido y absurdo.

No es lo mismo decir: "¡Niños! ¡Vamos a comer!" que "Niños vamos a comer". En un caso, un llamado a la mesa. En el otro, una confesión de canibalismo. Ahí radica la magia del punto: su pequeñez oculta su omnipotencia. La simpleza del punto lo hace gigante.

El punto la unidad mínima del todo

El punto es la unidad mínima del infinito, del todo. Y podemos encontrarlo en cualquier campo, desde la filosofía, el arte, la literatura, la ciencia hasta la teología.

Aristóteles, en su lógica, hablaba de principios inamovibles (puntos) que organizan el pensamiento. Gottfried Leibniz, siglos después, los llevó a su concepción de mónadas: entidades indivisibles que contienen la esencia del universo.

Podríamos decir que el punto es la unidad mínima del lenguaje, esencial e indivisible, la base sobre la que se construye todo discurso. Borges, en su cuento "El Aleph", explora la paradoja de un punto que contiene todos los puntos del universo. Este "Aleph" representa la totalidad de la existencia, donde el pasado, el presente y el futuro convergen en un único punto infinitesimal. Borges, jugando con su pluma -como un Einstein de la literatura-, juega con la idea de que lo infinito puede residir en lo finito. Desafiando nuestra comprensión del espacio y el tiempo.

James Joyce, el escritor irlandés conocido por su estilo experimental y su obra maestra "Ulises", sí exploró la escritura sin puntos en algunas secciones de su última novela, "Finnegans Wake" (1939). Esta obra, considerada una de las más desafiantes de la literatura en inglés, rompe con las convenciones gramaticales y sintácticas tradicionales, creando un flujo de conciencia onírico y complejo que lleva al lector a través de la mente de un hombre mientras duerme.

En el arte, el puntillismo, de Georges Seurat, utiliza puntos de colores puros para crear imágenes. Al observar la obra desde la distancia, los puntos se mezclan ópticamente, creando una ilusión de formas y profundidad. Esta técnica demuestra cómo la acumulación de elementos simples puede generar una complejidad visual sorprendente.

En las matemáticas, Euclides, en sus "Elementos", definió el punto como "lo que no tiene partes". Esta definición resalta la naturaleza fundamental del punto como el elemento más básico de la geometría. A partir de puntos, se construyen líneas, planos y figuras tridimensionales, formando la base de la geometría euclidiana.

En la Inteligencia Artificial Generativa, cada palabra se descompone en tokens, unidades mínimas del lenguaje que, como puntos en un lienzo, construyen significado. Estos tokens se convierten en coordenadas dentro de un espacio matemático multidimensional, donde la IA no piensa, sino que traza conexiones basadas en patrones estadísticos. Cada coordenada es un punto en ese multiverso, donde el cálculo de probabilidades reemplaza la intuición. Lo que parece un pensamiento es, en realidad, una sinfonía de números, diseñada para imitar la lógica del lenguaje con una precisión casi mágica.

Vivimos rodeados de puntos. En la tecnología, los píxeles nos dan las imágenes que dominan nuestra era. En la ciencia de datos, los puntos representan información, coordenadas que definen patrones. En la cartografía y el dibujo, el punto es referencia: punto cardinal, punto de encuentro, punto de fuga. En la vida, cada punto de inflexión marca una decisión que lo cambia todo.

Las constelaciones son puntos en el cielo, conectados por nuestra imaginación. Los mapas están llenos de puntos que nos guían. Los relojes avanzan de punto en punto. En la música, el puntillo alarga el sonido, estirando el tiempo.

Pero, sin la menor duda, lo más importante de todo, amigo lector “fulbolero y catador de asado” es que, un punto puede definir un campeonato o una tragedia deportiva. Un punto más puede significar un título o un punto menos el descenso. En el asado, el punto de cocción es la diferencia entre lo sublime y lo incomible.

En física teórica se postula que el universo se originó a partir de un punto de densidad infinita en el Big Bang. Toda la materia y energía existentes estaban comprimidas en un punto adimensional, desafiando las leyes de la física tal como las conocemos. Este punto inicial contenía el potencial de todo lo que existe, desde las galaxias más vastas hasta las partículas subatómicas más pequeñas.

El filósofo y presbítero argentino Juan José Sanguineti en su artículo "El origen del universo. Parte I", Sanguineti discute el Big Bang como el evento que marca el inicio del universo observable. Destaca el descubrimiento en 1965 del fondo de radiación de microondas, considerado un "eco luminoso" de esa gran explosión inicial.

En la teología, la idea de Dios como el punto de inicio y el todo del universo se enraíza en el concepto de Dios como creador y sustentador de todo lo que existe. Se le atribuye la creación "ex nihilo", es decir, de la nada, siendo el origen del cosmos y la fuente de toda vida. Al mismo tiempo, Dios es visto como la finalidad última, el "telos" hacia el cual todo tiende, el punto de retorno y plenitud. Esta dualidad se refleja en la imagen de Dios como Alfa y Omega, el principio y el fin, presente en el libro del Apocalipsis. Así, Dios no solo inicia el universo, sino que lo contiene y lo trasciende, siendo a la vez la semilla y el fruto, el origen y el destino.

El punto, en su aparente insignificancia, encierra una profunda complejidad y potencial. Es un símbolo de lo elemental, lo esencial y lo infinito.

El punto como inicio y final

Es una paradoja perfecta: el punto no solo cierra, también abre. Un punto de partida es el nacimiento de un viaje, una idea, un destino. Pero un punto final es el cierre inapelable, la línea que no se puede cruzar. Dejar algo sin punto es mantenerlo inconcluso, en el limbo de lo inacabado.

Poner un punto final en un texto, en una relación, en una etapa de la vida es un acto de coraje. Es el momento en el que se toma aire y se acepta lo inevitable. Como cerrar la puerta de una casa en la que ya no se vive, como enviar un mensaje que nunca quisimos escribir pero sabemos que debe ser enviado.

Es la pausa necesaria antes del siguiente paso, el instante en que la incertidumbre se transforma en certeza, aunque duela. Significa aceptar que algo terminó. No todos los puntos finales son iguales: algunos son inevitables, otros son necesarios. A veces, nos resistimos a ponerlos, dejando frases en suspenso, como si la incertidumbre fuera más llevadera que la certeza del cierre.

Una separación puede ser un punto final doloroso de dos amantes o un punto y aparte para el inicio o reinicio de una relación.

Sin puntos, todo sería un torrente inagotable de palabras, un discurso sin respiro, un pensamiento sin pausa, una marea de ideas desbordadas sin contención el lenguaje se perdería en un mar de confusión, un laberinto borgeano sin salida cada idea atropellaría a la siguiente, cada concepto se mezclaría sin orden, sin estructura no habría fin ni inicio, solo un flujo continuo, vertiginoso, imposible de asimilar.

Como el párrafo que acabás de leer y tendrás que agregar vos los puntos.

Pero: llega el punto. Todo… Cambia. Ordena. Cierra. Define. Respira. Respira más aún…

El punto en la Era de la Humanidad Aumentada

La Humanidad Aumentada es un punto de inflexión en nuestra historia, un instante decisivo donde la tecnología redefine nuestro papel en el mundo. Un punto de partida del Homo Augmentus o del Homo Computans que son el punto y seguido del Homo Sapiens.

Así como en la informática un punto separa los dominios en una dirección web o marca la ubicación precisa de un píxel en una imagen, este momento nos obliga a decidir cómo nos integramos con las máquinas: ¿seremos usuarios pasivos o diseñadores activos de nuestro destino?

La inteligencia artificial nos empuja a redefinir quiénes somos y qué nos hace humanos. Nos enfrentamos al dilema de ceder nuestro pensamiento a algoritmos o de usarlos como herramientas para potenciarnos.

Es un punto de no retorno, pero también una oportunidad. El punto esa unidad mínima del todo es una invitación a pararnos a pensar, son esos puntos suspensivos que nos invitan a la meditación, a conectarnos con nosotros, con la realidad, con lo espiritual, con el otro, con Dios.

Es el punto de respiro necesario para no explotar ni ser apuntados por una sociedad tecno-capitalista radicalizada y bipolar. Y que, a veces, no nos permitimos puntualizar nuestras propias ideas y poner el punto sobre las í a la locura cotidiana.

Porque, al final, todo se reduce a un punto.

Punto final.

Por Federico Lix Klett

Fuentes para ampliar y disfrutar

¡Aguante el ocio en la era de la productividad! https://www.lagaceta.com.ar/nota/1062025/opinion/aguante-ocio-era-productividad.html

Aristóteles https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles

Gottfried Leibniz https://es.wikipedia.org/wiki/Gottfried_Leibniz

Borges, en El Aleph https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-11-Borges.El%20Aleph76.pdf

Albert Einstein https://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Einstein

James Joyce https://es.wikipedia.org/wiki/James_Joyce

Juan José Sanguineti https://www.academia.edu/4024323/El_origen_del_universo_Parte_I

Euclides https://es.wikipedia.org/wiki/Euclides

George Pierre Seurat https://es.wikipedia.org/wiki/Georges_Pierre_Seurat

Federico Lix Klett founder F*ALK Advertising Martters and FALK  Impellers
Federico Lix Klett founder F*ALK Advertising Martters and FALK  Impellers

Por Federico Lix Klett

Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters.

Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.

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