Niños aumentados: ¿Y si ellos tienen la posta del mundo que viene?

Hace un par de domingos, en una comida entre amigos, la escena era la típica: adultos charlando, el olorcito a empanadas flotando en el aire, y los chicos, como siempre, en su propio universo. Pero algo me llamó la atención. "Felipe", de 11 años, no estaba simplemente "jugando" con su Nintendo Wi. Estaba enfrascado en una misión de una complejidad y dedicación que me dejó pensando. ¿Qué hacía?

Reconstruía, bloque a bloque, con una paciencia de monje tibetano, el Shopping Portal de Yerba Buena dentro del mundo de Minecraft.

"Estoy queriendo hacer todo el Shopping completo", me dijo con la naturalidad de quien planea armar una empresa de cero. Le pregunté si no era un proyecto gigante, si no le iba a llevar mucho tiempo. "Yyyy… no sé", respondió despreocupado y encogiéndose de hombros. "Igual quiero hacerlo. Al principio no me di cuenta de que es muy grande, pero ya planifiqué cómo voy a hacerlo completo". Posta, quedé maravillado. Dirigiéndome a sus padres, que lo miraban con una mezcla de orgullo y resignación ante las futuras visitas "de estudio" al shopping, les comenté: "Con esto, Feli, no solo vas a aprender de diseño y construcción, sino también de disciplina, de constancia, de cómo enfrentar un desafío complejo y llevarlo hasta el final. ¡Bien, chango!". Y sus padres, más inflados que globos aerostáticos.

Esta anécdota, que podría tener mil matices más, se conecta con otra experiencia personal. La de mi hija "Adolfina", que en plena pandemia, con apenas 5 años (hoy tiene 9), también me dio una lección. Como tantos chicos, pasaba un tiempo considerable frente a la tablet mientras nosotros, los padres, intentábamos teletrabajar y mantener la cordura en el encierro. Preocupado por ese consumo pasivo, por esos dibujitos rusos de chicos millonarios comprando juguetes (sí, posta, hay un canal de YouTube Kids que es así y me parece un espanto), le propuse algo diferente: un curso de Scratch Junior.

Scratch Junior es como un LEGO pero digital. En lugar de ladrillos físicos, los niños unen bloques de colores en la pantalla que representan órdenes simples como "movete", "saltá" o "cambiá de color". Así, de forma intuitiva, crean sus propias historias animadas y juegos, aprendiendo los cimientos de la programación sin escribir una sola línea de código. "Fini" se sumó a esta aventura a través de Funiversity.la, una especie de "universidad online" para chicos. En clases por Zoom, con compañeros de distintas edades y rincones del país, no solo aprendió a programar, sino que desarrolló lógica, diseño, y hasta la paciencia de escuchar a otros. Verla concentrada, diseñando, resolviendo problemas lógicos, me hizo pensar: algo diferente está pasando con la forma en que los chicos aprenden.

Estas historias nos obligan a preguntarnos: ¿estamos nosotros, los adultos, preparados para educar en esta Era de la Humanidad Aumentada (EHA)?

Repensar la educación: Pilares para el Mañana (Hoy)

El sistema educativo tradicional, con sus virtudes y sus canas, a veces parece un jugador veterano intentando seguirle el ritmo a Lamine Yamal (la joya catalana). La velocidad de los cambios tecnológicos y sociales lo deja en offside más seguido de lo que quisiéramos. La pandemia aceleró algunas transformaciones, pero también expuso las grietas. Según la UNESCO, más de 234 millones de niños en edad escolar se ven afectados por crisis diversas (conflictos, clima, etc.), y eso sin contar las deficiencias estructurales de aprendizaje.

En este contexto, creo que necesitamos volver a lo esencial, a tres pilares fundamentales para formar a los ciudadanos del futuro (y del presente):

Curiosidad y Creatividad: Es el motor. La capacidad de asombro, de preguntar "¿y por qué?" y "¿qué pasaría si...?" como hacen los chicos. Felipe no recrea el shopping porque se lo pidieron en la escuela; lo hace porque su curiosidad lo impulsa a entender y replicar su entorno. Debemos fomentar esa llama, permitir la exploración sin miedo al error.

Pensamiento Analítico: Lógica pura y dura. Aprender a pensar con claridad, a estructurar ideas, a comunicar con precisión. Y sí, amigo lector, esto incluye entender cómo "piensan" los modelos de IA como Gemini 2.5 Pro o ChatGPT o3. No para que hagan la tarea por nosotros, sino para saber darles buenas instrucciones (el famoso prompting), interpretar sus respuestas y usarlos como aliados para potenciar nuestro propio razonamiento.

Pensamiento Crítico: Quizás el más importante hoy. La habilidad de cuestionar lo que vemos, leemos y escuchamos, especialmente en un mundo inundado por algoritmos de "auto-satisfacción" en redes sociales, que nos muestran solo lo que queremos ver y nos encierran en burbujas ideológicas, evitando el esfuerzo de pensar diferente.

Un mundo nuevo para los changos (y los no tan chanquitos)

Los chicos de hoy están creciendo en un mundo que se transforma a una velocidad que a nosotros, inmigrantes digitales, nos cuesta dimensionar. Y uno de los cambios más heavys es el demográfico. Para 2050, según la ONU, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años. De hecho, por primera vez en la historia, ya hay más personas mayores de 65 que niños menores de 5 años a nivel global. En Argentina, la tendencia es similar: según el INDEC, la proporción de mayores de 65 casi se duplicó en 50 años, y para 2050 serán casi el 19% de la población. Menos niños, más abuelos.

Este "invierno demográfico" implica un montón de cosas. Para la educación, significa que cada chico cuenta aún más. Necesitamos una educación hiperpersonalizada, y la IA, con tutores virtuales y contenidos adaptados al ritmo de cada uno, puede ser una herramienta fenomenal.

Padres y Educadores: El arte del equilibrio tecno-humano

Como padres y educadores en esta EHA, nuestro rol es más el de un DJ que el de un dictador de contenidos. Tenemos que saber mezclar. Usar la tecnología para enganchar pero sin olvidarnos de lo "analógico". Como bien dice la Academia Americana de Pediatría, un "plan de consumo de pantallas" familiar es clave. Y nuestro ejemplo como adultos es fundamental.

La tecnología es increíble, pero no reemplaza una tarde de juegos en la plaza, un partido de fútbol con amigos, aprender a cocinar con la abuela o el simple placer de leer un libro en papel. El desarrollo motor, la empatía cara a cara, la creatividad manual... son tesoros que la mejor tablet no puede ofrecer.

La sabiduría de los niños y la fortaleza de la familia

A veces creemos que estamos acá para enseñarles a los chicos. Pero si te parás un segundo a observarlos, te das cuenta de que, en muchas cosas, son ellos los que nos están enseñando a nosotros. Su curiosidad sin filtro, su capacidad de adaptarse a lo nuevo sin miedo, su creatividad desbordante... son lecciones vitales para navegar este mundo en cambio constante.

Felipe, con su proyecto del shopping, me enseñó sobre visión a largo plazo y planificación. Adolfina, con sus primeros pasos en programación, sobre cómo la lógica puede ser un juego. Ellos, y millones de chicos más, están creciendo como Homo Augmentus nativos, integrando la tecnología como una extensión natural de sus mentes y manos.

En este torbellino, la familia, los amigos, la comunidad, se vuelven más importantes que nunca. Son el ancla, el espacio donde se aprenden los valores, donde se construyen los afectos que nos sostienen. Recuperar el valor de estar juntos, de escucharnos, de tener hermanos, de criar hijos con tiempo y presencia, es quizás la inversión más inteligente que podemos hacer para el futuro.

Los chicos tienen la posta en muchas cosas. Escuchémoslos. Aprendamos de ellos. Y acompañémoslos a construir un futuro donde la tecnología nos haga más creativos, más sabios, y sobre todo, más humanos.

¿Y vos? ¿Qué te enseñan los chicos de tu vida sobre este nuevo mundo? Te leo.

Fuentes y Referencias:

• Funiversity: funiversity.la/ar/

• Envejecimiento ONU: un.org/es/global-issues/ageing

• Educación en Crisis UNESCO: unesco.org/es/emergencies/education

Por Federico Lix Klett

Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters.

Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.

Lee la nota en La Gaceta haciendo clic aquí