Mientras soñamos con la AGI, la IA ya nos cambió el laburo

Mientras se especula sobre la AGI, la inteligencia artificial ha transformado el trabajo diario. Analiza cómo herramientas como ChatGPT y Gemini afectan los empleos y la productividad. ¿Cómo ves el futuro de tu trabajo?

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Federico Lix Klett

5/25/20254 min read

a man standing in front of a mountain with a laptop and a laptop
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AGI (Artificial General Intelligence): Mientras soñamos con la AGI, la IA ya nos cambió el laburo

La semana pasada, en una de esas charlas sobre Inteligencia Artificial que ando dando, una mamá se me acercó al final, con esa cara que mezcla la angustia de un penal errado en el último minuto y la esperanza de que el VAR lo anule. "Federico", me largó, casi en un susurro, "mi hija, que toda la vida quiso ser médica, ahora dice que no va a estudiar la carrera. Y me dice que para cuando se reciba, una IA va a ser mil veces mejor doctora que ella. ¿Qué le digo?".

Me quedé helado. No por falta de respuesta, sino porque esa pregunta tan cruda es el resumen perfecto del quilombo existencial en el que estamos chapoteando. Vivimos tan pendientes del futuro, de cuándo carajo va a llegar la famosa Inteligencia Artificial General (AGI) –esa que nos va a dejar a todos como espectadores de lujo o como protagonistas de una película de ciencia ficción con final abierto–, que nos estamos comiendo cruda la realidad: el presente ya nos cambió las reglas del juego, y muchos ni cuenta se dieron.

Porque acá te va la primera piña de realidad, amigo lector, para que te despiertes de la siesta: la crisis del sentido ya empezó. No es una amenaza lejana que vendrá con la AGI. Está acá, ahora, cocinándose a fuego lento en nuestras oficinas, en nuestras casas, en nuestras cabezas.

¿Qué cornos es la AGI?: El dorado tecnológico

La AGI. Esas tres letras son el nuevo fetiche de Silicon Valley, la gallina de los huevos de oro por la que todos los capos de la tecnología están apostando. OpenAI con su modelo más picante, el ChatGPT o3, Google DeepMind con su Gemini 2.5 Pro –que según el LLM Arena Leaderboard, hoy es el más avanzado de todos–, Anthropic con su Claude 4, y el siempre polémico Elon Musk con su xAI, todos están en una carrera demencial que, según ellos mismos, podría darnos una AGI entre 2026 y 2030.

Pero, ¿qué es la AGI? Imaginátelo así: contratás un flaco para tu empresa. Este fenómeno no duerme, no come (bueno, electricidad sí, y a lo bestia), no se enferma, no te pide aumento, no te hace juicio laboral. Y no solo eso: es mejor que vos, que yo, y que cualquier genio que se te ocurra en matemáticas, en escribir, en programar, en diagnosticar enfermedades, en pintar cuadros, en componer sinfonías y hasta en entender por qué tu pareja se enojó. Puede aprender a pilotear un caza de combate en una tarde y al día siguiente escribir un best-seller sobre la filosofía del chorizo criollo.

Ahora, multiplicá ese chango por mil millones. Todos laburando al mismo tiempo, aprendiendo unos de otros, mejorando a cada segundo. Esa es la AGI.

La AGI – Inteligencia Artificial General – es esa hipotética máquina capaz de aprender, razonar, actuar y adaptarse a cualquier tarea intelectual humana y no humana. Y que no está diseñada para una función específica, como los modelos actuales, sino para todo.

El problema es que esta obsesión por la "meta" de la AGI, por discutir si llegará en dos, cinco o diez años, nos tiene como al burro con la zanahoria: caminando para adelante sin mirar para los costados. Y a los costados, la IA que tenemos hoy ya está haciendo un desparramo importante.

La revolución silenciosa que ya está pasando factura

Olvidate por un rato de la AGI del futuro. Hablemos de la IA del presente, esa que ya está metida hasta en la sopa y que muchos usan como si fuera un juguete nuevo, sin verle las garras.

Los modelos actuales de generación de video, como Veo 3 de Google DeepMind (que no solo te arma un video de calidad cinematográfica, sino que le mete audio y sonido coherente, ¡una locura!), ya están dejando descolocado a más de un videógrafo. Y ni hablar de los modelos de lenguaje. El ChatGPT o4 Mini-High, Claude 4, o Gemini 2.5 Pro, ya están escribiendo código que funciona, redactando informes financieros, técnicos y de expertos picantes, y hasta pasando exámenes universitarios con notas más altas que el promedio.

Según un estudio reciente de Bumeran, el 55% de los trabajadores argentinos ya utiliza herramientas de inteligencia artificial para resolver tareas laborales cotidianas. Aunque el informe no especifica si lo hacen con o sin el consentimiento de sus empleadores, en charlas con profesionales de diversas áreas surge una tendencia evidente: muchos ya están usando IA en secreto. Desde abogados que redactan contratos con ayuda de ChatGPT hasta diseñadores que bocetan en Midjourney y periodistas que investigan con Gemini (Me resulta muy familiar, ja). La IA ya se metió en el trabajo. Silenciosamente, pero con fuerza.

La transformación no es una promesa. Es un hecho, sigiloso pero implacable. Y está generando una ansiedad tecnológica aguda en un porcentaje altísimo de profesionales que ven cómo el piso se les mueve y no saben si van a caer parados. No por la AGI del futuro, insisto. Por la IA que ya está acá, redefiniendo "el qué" y "el cómo" de nuestros trabajos.

Estamos tan enfocados en la llegada del cometa AGI que no vemos que la lluvia de meteoritos de la IA actual ya nos está agujereando el techo. Y esto es solo el comienzo. Porque detrás de la "magia" de estos algoritmos, hay una pulseada geopolítica y económica que está marcando el ritmo de esta nueva era de la Humanidad Aumentada. Una era en que nos podemos convertir en súper humanos aumentados por las tecnologías.

¿Querés saber cómo los chips se convirtieron en el nuevo petróleo y por qué Estados Unidos y China están jugando una partida de TEG global por ellos? ¿Y cómo eso, aunque parezca lejano, te puede afectar más de lo que imaginás? Bueno, agarrate fuerte, porque de esa guerra fría del silicio vamos a charlar el próximo domingo. No te cuelgues, que el futuro no espera.

Federico Lix Klett founder F*ALK Advertising Martters and FALK  Impellers
Federico Lix Klett founder F*ALK Advertising Martters and FALK  Impellers

Por Federico Lix Klett

Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters.

Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.

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